EL CAMINO HACIA EL ESTADO 194

Dec铆a Gramsci que, por naturaleza, la lucha de emancipaci贸n deber铆a tener tintes rom谩nticos. En nuestro pa铆s, Euskal Herria, con una oposici贸n armada nacida en los a帽os m谩s oscuros del franquismo y alimentada en las luchas de liberaci贸n de Vietnam, Argelia y Cuba, en los 煤ltimos 50 a帽os, a pesar de las miles de historias dram谩ticas que se han cruzado, la naturaleza del conflicto ha estado salpicada de gotas de esa sensibilidad rom谩ntica.
Gracias a esta raz贸n, la cuesti贸n vasca se ha alejado, en muchas ocasiones, del pragmatismo pol铆tico. Al menos la actividad del sector que se ha enfrentado al Estado en campo abierto. Ello ha permitido, por otro lado, completar ponencias, estrategias y debates teniendo a la utop铆a por objetivo.
La utop铆a, en Europa, ha sido horizonte de minor铆as, grupos marginales e incluso iluminados. Cayeron muchos muros impensables, se desmoronaron sue帽os y proyectos e incluso corrientes cercanas en ocasiones, terminaron convirti茅ndose en partes formales del sistema injusto y corrupto al que dec铆an combatir.
No ha sido el escenario adecuado, seg煤n las previsiones. Txabi Etxebarrieta, el primer militante de ETA que muri贸 a manos de la Guardia Civil, dej贸 escrito: “Nos hallamos en una posici贸n totalmente particular, estamos rodeados de enemigos y no hay ninguna fuerza interesada en apoyarnos. Incluso algunos, que puedan creer en que algunos movimientos de izquierda puedan ayudarnos, no deben olvidar que estas fuerzas est谩n mucho m谩s interesadas en colocar a amigos suyos en Madrid y Par铆s, y aun en el caso m谩s favorable no pasar铆an de ayudas morales”.
Entre nosotros, sin embargo, la utop铆a no ha dejado de ser el motor mayoritario en la lucha de emancipaci贸n hasta el punto de conseguir espectaculares victorias. La primera, salir de un escenario de derrota y apat铆a total como el que se daba en 1960, pasando por el cierre de la central nuclear de Lemoiz o de articular un corpus institucional revolucionario sin parang贸n.
La 煤ltima, llegar d茅biles en el pulso b茅lico contra el Estado y, a pesar, mantener una fortaleza notable en los escenarios de movilizaci贸n (jam谩s se han dado tantas y tan numerosas como en los dos 煤ltimos a帽os, junto a cinco huelgas generales), instituciones (m谩s de mil concejales y presencia mayoritaria en diversos escenarios) y organizaci贸n interna. Pasos previos a ese ejercicio de autodeterminaci贸n que ha entrado definitivamente en la hoja de ruta.
ETA no naci贸 para ganar, sino para no perder, lo cual es una especie de manifestaci贸n contradictoria para una organizaci贸n pol铆tica. Pero quienes tenemos ya cierta edad sabemos que el objetivo inicial de aquellos j贸venes ut贸picos era evitar una derrota definitiva. El franquismo era una especie de soluci贸n final que tanto en Europa (nazismo y fascismo) como en la Pen铆nsula Ib茅rica, tuvo resultados. Durante 50 a帽os, el evitar la derrota del pueblo vasco, la desaparici贸n del sujeto de la liberaci贸n ha estado en la centralidad de su actividad.
Sus objetivos, asimismo, los dejaron bastante n铆tidos en una reciente entrevista, realizada en noviembre de 2011: “El relato del conflicto habr谩 que hacerlo al encauzar la resoluci贸n del propio conflicto. Nosotros queremos que sea el relato de cuando Euskal Herria recuper贸 la paz y la libertad, para que sea la historia que alguna vez se estudie sobre la constituci贸n del Estado Vasco. Y quisi茅ramos que fuera un ejercicio colectivo, en el que cada cual escriba el apartado que le corresponde. Sin embargo, quienes quieren escribir ahora el relato desean dejar para siempre al pueblo vasco en la situaci贸n de imposici贸n actual. Por eso quieren colocar a ETA como origen del problema, en contra de toda l贸gica. El conflicto no comenz贸 con el surgimiento de ETA y no ha terminado cuando ETA ha anunciado el final de su actividad armada, tal y como demuestran, con suficiente claridad, las reivindicaciones de soluci贸n de la sociedad vasca”.
Hoy, los objetivos hist贸ricos parecen alejados cuando en la realidad est谩n en la centralidad pol铆tica, m谩s presentes que nunca. Los estados espa帽ol y franc茅s est谩n dando una lecci贸n de inmovilismo, cargando sus razones con rehenes. Si ya de por s铆 son los sistemas penitenciarios m谩s duros del Continente, su utilizaci贸n pol铆tica nos da una idea de la naturaleza de su proyecto.
Hoy, a 55 a帽os despu茅s del nacimiento de ETA y a 5 del inicio del debate que condujo a su declaraci贸n de abandonar la lucha armada, las claves del conflicto apenas han variado. No hay secretos. La cuesti贸n no es la de las veleidades separatistas, las mayor铆as o minor铆as peninsulares o los centros de decisi贸n. La cuesti贸n tiene que ver con los sujetos.
Se lo dijo al Borb贸n ya hace veinte a帽os el entonces diputado y ya fallecido Jon Id铆goras: 鈥淢ientras los ciudadanos y ciudadanas de Hego Euskal Herria (sur del Pa铆s Vasco), desde la solidaridad y el respeto, no seamos los 煤nicos sujetos de nuestro futuro pol铆tico, econ贸mico, social y cultural, el conflicto se mantendr谩 y el mencionado d茅ficit democr谩tico seguir谩 siendo la asignatura pendiente del Estado al que Su Majestad representa鈥.
Tambi茅n, hoy como entonces, la palabra utop铆a est谩 en la primera p谩gina de la agenda pol铆tica vasca. Y, en este mundo de s铆mbolos atravesados por realidades tangentes, sue帽os, proyectos, recuerdos y esperanzas, la primera meta se llama estado vasco, el que ser铆a el n煤mero 194 reconocido por Naciones Unidas.